Sábado 23 de Noviembre del 2024

Actualidad

Contrastes en la salud pública latinoamericana

14 | octubre | 2016

noticia01042013

La mortalidad infantil y la esperanza de vida son los dos datos que indican en qué estado se encuentra la salud de un país, región o continente. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Chile es el país de América Latina con mayor esperanza de vida con un promedio de 80 años. Le sigue Cuba con una esperanza de 79 años. La isla caribeña es también el país con los índices más bajos de mortalidad infantil: 4,2 por mil nacidos vivos.

Según la Dirección Nacional de Registros Médicos y Estadísticas de Salud Pública de Cuba esto es resultado de la prioridad que el Sistema de Salud Cubano concede al programa de diagnóstico, manejo y prevención de defectos congénitos y enfermedades genéticas. La principal fortaleza de este plan de acción es la presencia de asesores genéticos en la atención primaria de salud, como parte de una red que alcanza los tres niveles de atención en Salud.

El doctor Álvarez Fumero señala que la consolidación de los resultados expresan el impacto de las transformaciones realizadas por el sistema de salud, destacando el reordenamiento y rescate de los principios fundacionales de la atención primaria.

“Han sido factores contribuyentes el desarrollo alcanzado por los servicios de cuidados perinatales y de cuidados intensivos pediátricos y neonatales, la consolidación de la red cardiopediátrica y el perfeccionamiento de la cirugía neonatal”, señaló Álvarez Fumero a Cuba Debate. Agregó que este nivel “es resultado de la integración alcanzada por todas las áreas del Ministerio de Salud Pública, las garantías de aseguramiento material y la mejora paulatina de las condiciones estructurales de las instituciones, favorecidas en los últimos tres años con un amplio proceso inversionista y de mantenimiento”.

En Argentina la mortalidad infantil es de 11 por mil nacidos vivos, mientras que en Brasil asciende a 15 por mil; en Chile es de 7 por mil y en Colombia de 14. En el otro extremo se ubica Haití con 52 niños muertos en el primer año de edad por mil nacidos vivos. En relación a la esperanza de vida, en la isla antillana devastada por las fuerzas de ocupación la esperanza de vida es en promedio de 62 años, 18 menos que Chile.

De acuerdo a datos de la OMS Costa Rica y Cuba destinan cerca del 10% de su Producto Bruto Interno (PBI) a la inversión en salud pública. Cuba es también el primer país en la relación entre camas de hospitales y habitantes: hay 53 plazas por cada 10 mil habitantes. Pero las relaciones no siempre son simétricas: Argentina está ubicada en el segundo lugar con 47 por diez mil, más del doble que Chile (21), pero los resultados no son los mejores. Según el médico Jorge Yabcowski, secretario de Salud Laboral de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), “en un país que tiene 1.600 hospitales y 6 mil unidades sanitarias y sólo destina el 20% de sus recursos de salud a sostener la atención de 20 millones de habitantes sin cobertura, sobre todo de los sectores más carenciados, lleva a que la atención sanitaria sea absolutamente insuficiente. Si a todo esto se le suma la crisis en aparatología, en recursos humanos producto de los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo, nos enfrentamos a una crisis crónica que permanentemente tienen brotes cuando se producen cuellos de botella”.

Hambre del más rico

En América Latina y el Caribe la anemia por deficiencia de hierro afecta a 22.3 millones de niños en edad preescolar y a 33 millones de mujeres en edad fértil. Las deficiencias de zinc, yodo y vitamina B12, todos ellos importantes para las etapas de desarrollo y crecimiento, también afectan a gran parte de la población. Se estima que en América Latina y El Caribe, 51 millones de personas están en riesgo de tener una ingesta de zinc inadecuada.

El Director Regional del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), Miguel Barreto, explicó recientemente que “en ocasiones las personas comen lo que parece suficiente en cantidad, pero no están comiendo bien si nos fijamos en la calidad de los alimentos que consumen. Por eso, paradójicamente nuestros países hoy enfrentan la doble carga: obesidad y sobrepeso que pueden coexistir con la deficiencia de micronutrientes”. De todas las deficiencias de micronutrientes la anemia por deficiencia de hierro es la más grave: afecta a un 30% de niños menores de 5 años en toda la región y a un 19% de las mujeres en edad productiva, según la OMS. En tanto la desnutrición crónica –retardo en el crecimiento—impacta en más del 10% de los niños menores de 5 años, en especial a su salud y al desarrollo cerebral.

Mercantilización

La sanitarista y socióloga mexicana Asa Cristina Laurell escribió que “la ‘medicina personalizada’, que se vincula con la nueva biotecnología diagnóstica, recomienda intensificar el cabildeo con los parlamentos y gobiernos y concentrarse en los países emergentes grandes”. La investigadora agregó que el mercado de la biotecnología diagnóstica “es valuado en 50 mil millones de dólares por Price Water House Coopers, consultora internacional que también prevé la pérdida de mercados por la política pública internacional de uso de genéricos cuando expiran las patentes (la “erosión genérica” de las ganancias)”.

Otro ámbito de ganancias privadas son los contratos de Asociación Público-Privada (PFI) de financiamiento, así como la construcción y el equipamiento de hospitales. Según la especialista mexicana este ámbito de negocios privados con la salud pública está adquiriendo tal importancia que el Instituto del Banco Mundial tiene un departamento dedicado a su promoción. La novedad de estos contratos es que la iniciativa privada no sólo construye y equipa los hospitales sino que consigue su financiamiento en el mercado privado y cobra al gobierno por su uso y administración, esquema que triplica o cuadruplica los costos para el erario público. Este diseño implica por un lado, quitar responsabilidades al Estado a la hora de garantizar la infraestructura pública de salud y por el otro, abre un nuevo acceso del capital financiero en el sector salud.

Otros sistemas

Las reformas constitucionales de Venezuela, Bolivia y Ecuador, surgidas de procesos constituyentes apoyados en la movilización popular, proponen la conformación de un sistema público y único de salud (SUS) y obligan al Estado a garantizar el acceso gratuito a los servicios sanitarios. “Es decir, defienden el derecho universal a la salud y su política se orienta a satisfacer las necesidades de salud y no a las consideraciones económicas o de mercado. Salvaguarda de esta manera el interés colectivo o común en salud como un deber solidario de la sociedad y encarga al Estado organizarlo a través de la institución pública”, afirmó la mexicana Asa Cristina Laurell.

Según la especialista los ejemplos de mayor maduración son la reforma sanitaria brasileña y la reforma de Venezuela concretada en Barrio Adentro. En ambos casos se ha ampliado el acceso a millones de personas anteriormente excluidas de los servicios. Gracias a la planificación estratégica de servicios públicos integrales, basados en la promoción y prevención, no sólo se han fortalecido los centros de salud o clínicas de baja complejidad sino que la población también accede a los servicios hospitalarios más complejos sin costo en caso de necesidad.

Gracias a las reformas de sus Cartas Magnas, los gobiernos de Ecuador y Bolivia, han incrementado el gasto público en salud considerablemente, al igual que Venezuela, demostrando su decisión política de privilegiar a la salud como responsabilidad del Estado.

Por Ines Hayes, para www.americaxxi.com.ve