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El adiós a Enrique «Cachito» Fukman
13 | julio | 2016
Esta mañana falleció Enrique «Cachito» Fukman, sobreviviente al genocidio de la dictadura cívico militar eclesial y luchador incansable por los derechos humanos de ayer y de hoy. Fukman, estuvo detenido desaparecido en la ESMA, e integró la Asociación de Exdetenidos Desaparecidos. Sus testimonios de fueron claves para los juicios que se realizaron contra los represores y que permitieron la condena de alguno de ellos en el marco del genocidio.
Enrique “Cachito” Fukman integró desde 1985 la Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos. Declaró como testigo en el Juicio a las Juntas en 1985, atestiguó en 1997 ante el juez Baltazar Garzón y es querellante en la causa contra Ricardo Miguel Cavallo que se tramita en España. “Militaba en la JP/Montoneros –recuerda–, trabajaba en una cooperativa de electromedicina y ayudaba a mi padre en su taller de electricidad. Ese año había empezado a cursar la carrera de Ingeniería Electrónica en la UBA. Me secuestraron a plena luz del día, el 18 de noviembre de 1978, en La Plata y San Juan, y me trasladaron a la Esma, hasta que fui liberado el 18 de febrero de 1980. Mi primer contacto con Cavallo fue en marzo del ’79. Pablo, el suboficial a cargo de la guardia, me llevó a una oficina y me hizo sacar los grilletes y la capucha. En una mesa estaban Raúl Scheller, alias ‘Pingüino’, jefe de Inteligencia de la Esma, y un joven rubio, muy pulcro, ‘Marcelo’, quien iba a ser el encargado de mi caso. Este leyó una carpeta con mis datos, me agarró y me dijo: ‘Esto no puede ser, que vos no conozcas a nadie que podamos chupar’. La segunda vez, ‘Marcelo’ estaba con el capitán de navío Luis D’Imperio, alias ‘Abdala’, y me plantearon que yo tenía posibilidades de ser recuperado, una palabra que nunca entendí bien qué significaba. Me comunicaron que dejaría la Capucha y que iría al sector de encuadernación de libros y que después iban a ver cuál sería mi destino. Estuve en el Sótano trabajando, donde aprendí a encuadernar. No teníamos otra posibilidad, hacíamos ese trabajo o nos mataban. Estábamos esclavizados. Luego me trasladaron a la Pecera, un cubículo donde ellos nos veían como peces en una pecera».
Fuente de información: perfil realizado por el periódico Página 12, agosto 2006.