Viernes 26 de Abril del 2024

Actualidad

La violencia mediática también mata

26 | febrero | 2018
violenciafinal
Por Claudia Korol
La bala que el tipo dispara cada vez que se planta frente a un micrófono… mata. La bala de odio, de misoginia, de machismo, de racismo, no tiene como blanco a quienes desprecia, sino a quienes cree su rebaño. La bala mata la sensibilidad, la ternura, la solidaridad.
La palabra que golpea, que agrede, que incita a la violencia, es letal. La bala que el tipo dirige a quienes considera “su público”, para que maten por él, en su nombre, para que agredan con su bendición, se expande, provocando heridas en el cuerpo colectivo de una sociedad exacerbada en la violencia, por otros tantos machos como él, que disparan desde micrófonos, desde púlpitos, desde tribunales, desde antros académicos, desde radios, Tvs, y en las casas.
El micrófono no es un arma, dicen… pero no es cierto. Cuando desde los grandes medios de comunicación se dispara el odio, se multiplica el odio, se siembra y se cultiva el odio… las voces que llenan el aire de violencia están preparando el surco por donde pasará la bala, o el golpe femicida. Hace años que el tipo viene intoxicando el medio ambiente con su maltrato a las mujeres, a las jóvenes, a las niñas. Con la complicidad patriarcal con quienes nos agreden hasta matarnos. El tipo incomunica, el tipo miente, el tipo juzga y condena, el tipo se burla de las víctimas, el tipo las revictimiza. El tipo agita el aire con su ruido, difama, lastima, ensucia el espacio y el tiempo con nubes de palabras venenosas. El gran macho se solaza en la que cree su eterna impunidad. Y se ofende, se enerva, si se encuentra con una resistencia inesperada.
La impunidad tambalea. El gran macho se enloquece. La libertad de matar es cuestionada por las posibles víctimas. El tipo se encuentra frente a frente con lo que odia. Las mujeres organizadas. El feminismo popular. El tipo rabia. Las compañeras lo denuncian. “Hasta acá llegaste”. “Ni una menos. Vivas y libres nos queremos”.
El tipo se retuerce. Todo el odio sembrado en tantos años no alcanzó para disciplinar esos cuerpos que rugen por justicia. La manada está furiosa. El tipo busca las complicidades de siempre. Busca amparo en el pacto patriarcal.
Las mujeres no retrocedemos. Avanzamos. Nos miramos a los ojos y nos abrazamos. Vamos a descontaminar el aire. No es un solo tipo, sabemos. Pero también sabemos que se puede empezar a barrer por una esquina. Las brujas empezamos a barrer con nuestras escobas antiguas, las nubes tóxicas del camino.
La violencia mediática no es un “algo más” del patriarcado. La violencia mediática es la puerta que se abre para consumar los crímenes. La violencia mediática es el antes y el después del golpe. La violencia mediática es el alimento transgénico que enferma a las almas y los corazones, y a los cuerpos de una sociedad apestada de muertes innecesarias. La violencia mediática es el espacio que aniquila la sensibilidad, que estupidiza, que educa en la crueldad. La violencia mediática es el golpe, es la bala, es la soledad de las víctimas, es la justicia injusta que condena a las agredidas.
Las brujas, con nuestras antiguas escobas, barremos, volamos, jugamos, aprendemos a defendernos en clave feminista. Atravesamos el aire con palabras sanadoras, con palabras que nombran las revoluciones que nos faltan. Las brujas amasamos aires de libertad.