Sábado 23 de Noviembre del 2024

Cultura

La verificación de la información entra en una nueva era global

7 | julio | 2016

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La tercera Cumbre Global de Fact-Checking atrajo a participantes de 41 países a Buenos Aires el 9 y 10 de junio. Algunos vinieron desde Australia, India, Corea del Sur y Kenia para compartir más de 100 proyectos con un mismo objetivo: que las figuras públicas sean responsables de lo que dicen.

La Red Internacional de Fact-Checking del Poynter Institute y el Duke Reporters’ Lab fueron los organizadores de la Cumbre, que incluyó a profesionales de los medios, investigadores, activistas cívicos y miembros de organizaciones no gubernamentales que trabajan en el chequeo de información.

“El bajo costo de distribuir información online, la creciente disponibilidad de datos abiertos y el aumento de la desconfianza hacia los medios convencionales ha dado como resultado que muchos proyectos de verificación se organicen por fuera del periodismo tradicional”, escribió Alexios Mantzarlis, director de la Red Internacional de Fact-Checking, en un post del 7 de junio. “De hecho, la mayoría de los sitios de verificación de información fuera de Estados Unidos están a cargo de organizaciones de la sociedad civil y no de medios de comunicación”.

Como ejemplo citó a organizaciones destacadas en este campo como Full Fact de Reino Unido, Africa Check de Johanesburgo, y Chequeado de Argentina. Antes de sumarse a Poynter, Mantzarlis cofundó Pagella Politica, el sitio de verificación del discurso político más importante de Italia.

Los participantes en la cumbre hablaron sobre la creación de un código de principios para trabajar con más transparencia y ganar la confianza de los lectores. Esto incluiría un compromiso de no partidismo, de transparencia en la metodología, de fuentes y de la financiación con las que se lleva a cabo el chequeo de la información. Verificadores de todo el mundo están siendo invitados a opinar al respecto.

Conversamos con Mantzarlis para conocer a fondo este movimiento.

El periodismo que se dedica exclusivamente a la transparencia del discurso público parece ser una nueva tendencia. ¿Es así?

La verificación de la información es sin duda la manifestación más clara de ese periodismo. En Estados Unidos surgió en gran medida debido a lo frustrante que es tener un periodismo basado en las declaraciones. En otras partes del mundo, ni siquiera es el periodismo el que se encarga de verificar la información, sino grupos bien organizados de la sociedad civil, cansados de que los medios no cumplan con su rol de analizar el discurso público.

Agregaría además que la verificación no es solo una herramienta de responsabilidad política, sino que también inspira el escepticismo entre ciudadanos que hoy en día no solo son consumidores de medios, sino también pequeños productores de información a través de redes sociales como Facebook o Twitter.

¿Cómo fue la transición entre la verificación periodística que existía en las redacciones y la que hay ahora?

No creo que haya habido una transición automática del fact-checking “interno”, destinado a verificar a priori los artículos antes de su publicación, a las iniciativas a posteriori “externas”, enfocadas en declaraciones que ya se encuentran en el ojo público. Dicho esto, las habilidades que se necesitan para hacer ambos trabajos son similares y, por supuesto, la disminución de los estándares de exactitud en toda la industria de los medios impulsó la necesidad de contar con verificadores independientes, quienes a menudo también chequean las afirmaciones de los medios de comunicación y no solo las de los políticos.

¿La popularidad de las redes sociales ha estado detrás del impulso al fact-checking?

Las redes sociales han sido sin duda un factor clave ya que multiplican los canales para difundir determinadas demandas y a la vez sacrifican la precisión en pos de la inmediatez. Las redes sociales también permiten a los funcionarios políticos llegar al público directamente, sin atravesar el filtro de los medios, por lo que examinar lo que dicen allí se ha vuelto crucial.

Fuente: diario de cultura