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Federico Barreto: “La baja en la edad de imputabilidad no soluciona el problema de la inseguridad”

20 | marzo | 2017

Federico Barreto es coordinador de la Campaña por el No a la Baja en Uruguay. Al aire de Yo te avisé, contó cómo se estructuró la campaña comunicacional que logró revertir el porcentaje de ciudadanos que estaban a favor de la baja en el plebiscito de 2014. 

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¿Cómo nació la Campaña No a la Baja en Uruguay?

En 2011 hubo una propuesta para cambiar la Constitución de Uruguay y bajar la edad de imputabilidad y la particularidad era que el plebiscito era durante las elecciones nacionales, entonces lo que nosotros tratamos de hacer fue coordinar acciones con organizaciones de la sociedad civil que se pronunciaban en contra de esa propuesta de bajar la edad de imputabilidad e iniciamos una campaña de información y de difusión en todo el territorio nacional intentando cambiar una opinión pública que cuando se inició la campaña tenía una aprobación del 64%. En base a mucho trabajo y a hablar con todos los vecinos y las vecinas pudimos ir rompiendo con esa mayoría y lograr finalmente un triunfo en el plebiscito de octubre de 2014.

¿Qué argumentos usaron para la campaña?

Nosotros teníamos un problema que era que teníamos muchos argumentos para decirle no a la baja. Había muchos académicos que habían estudiado el tema o gente que trabajaba con los chiquilines, con los gurises y teníamos baterías de argumentos, entonces nuestro primer desafío fue sintetizar esos argumentos, poder, en breves consignas, hacer la campaña nacional de la forma más participativa posible y lo que hicimos fue sintetizar todos nuestros argumentos en tres líneas. En primer lugar, que la baja de la edad de imputabilidad no servía, no era una solución para la seguridad; en segundo lugar, que la baja no sólo no solucionaba los problemas de seguridad sino que teníamos estudios que demostraban que en los países donde esto se aplicaba, terminaba empeorando la situación de inseguridad; y en tercer lugar decíamos que la baja era una propuesta bastante inmoral porque se ponía en los hombros de los jóvenes, los problemas del mundo adulto. Aquí en Uruguay sólo el 6% de los delitos son cometidos por adolescentes entonces creer que enfrentar a los adolescentes, a los más jóvenes, era inmoral para nuestra sociedad.

¿Contaron con apoyo de otros sectores de la sociedad?

Hicimos intervenciones públicas, tuvimos el apoyo de artistas, de cantantes y de publicistas y se generó un gran colectivo de personas y de organizaciones que se pusieron al hombro la campaña.

¿Y qué organizaciones participaron?

Las organizaciones más clásicas fueron los sindicatos, los estudiantes, los partidos políticos de izquierda, pero rápidamente se fue ampliando y se armó una de las coordinaciones más diversas que hemos visto en Uruguay en los últimos años. Lo que hicimos fue inspirarnos en la mejor tradición uruguaya que justamente es lograr grandes tradiciones de apoyo social detrás de banderas importantes y éste fue un caso. Detrás de los trabajadores y los estudiantes también hubo personas ligadas a la religión, profesionales, activistas, trabajamos con integrantes de Un techo para mi país, organizaciones scouts, gente de la iglesia católica, de la comunidad judía y otras religiones que entendieron que éste era un tema con el que tenían que comprometerse. Hubo gente del partido de gobierno (el Frente Amplio), del Partido Nacional y del Partido Colorado que fue de donde había nacido la propuesta.

También es interesante rescatar la solidaridad latinoamericana porque vos estuviste en Buenos Aires con las organizaciones que integran No a la baja en Argentina compartiendo la experiencia uruguaya.

Sabíamos que esto no se terminaba en octubre de 2014 sino que esto siguiese y sigue en nuestro país y en el resto de América Latina. Para nosotros es muy bueno que en países hermanos se logre dar esta lucha. En la primera reunión que tuvimos en Uruguay éramos 15 personas, acá en Argentina éramos muchísimos más y eso llena de esperanzas. Estas no son peleas fáciles, hay que romper con el sentido común, con los mensajes que permanentemente se construyen desde los medios de comunicación, desde las propias vocerías políticas y no es una batalla fácil, pero es linda de dar y sobre todo permite trabajar desde la diversidad. Es un tema para analizarlo con toda la sociedad no solamente en el Parlamento o en el Poder Ejecutivo sino que es bueno discutirlo entre todos y todas, acá no se trataba de imponer una opinión sino de construir juntos.